viernes, 16 de mayo de 2014

¿Quién es tu maestro?

Habitualmente buscamos a un gurú, maestro o experto que nos guíe en nuestro camino,  que nos diga lo que está bien o mal y,  sobre todo,  lo que debemos hacer.    Solemos darle también cierta autoridad y lo admiramos e idolatramos tanto que lo percibimos como superior a nosotros mismos.  Nos hacemos un flaco favor desde mi punto de vista.
El otro día conversaba con un amigo quién me preguntó precisamente eso:  quién era mi maestro para que yo pudiera seguir caminando en esta nueva etapa.  No dudé en responder. 
- Yo no tengo maestro,  no sigo a nadie en este plano físico.
- Pero,  para enseñar a los demás,  debes aprender de otro.   Para ser psicóloga tuviste que ir a la universidad.
- Es verdad,  aunque lo realmente útil e importante en mi trabajo  no lo aprendí en la facultad,  si no trabajando con las personas.  Ellas me enseñaron.
- ¡ Insisto,  necesitas un maestro para ser guía de otros !

Las respuestas llegaron rápidas:

1.-  No soy guía de nadie más que de mi misma,  precisamente estoy desapegándome del papel de experta  como psicóloga para ser meramente una persona que facilita el proceso de crecimiento interior de otra,  una farola que alumbra el camino de sus paseantes;   caminantes que no tienen que adorar a la farola si no servirse de esa luz para continuar su paseo por la vida.

2.  No tengo un maestro, ¡tengo muchísimos!.     La verdad se muestra claramente en la vida,  en cada día,  en cada momento,  en cada persona con la que me  cruzo,  en cada situación que vivo.  ¿ Por qué tener un solo maestro cuando la vida me brinda tantos espejos variados en los que contemplar mi propio reflejo y tomar consciencia de mi misma?.

Permíteme decirte a ti que estás leyendo estas palabras. 
Por favor,  no caigas en el error de interpretar que necesitas a alguien a quién reverenciar,  seguir a pies juntillas  y  hasta pedir audiencia.    No creas que necesitas  irte a la India y pasarte un año meditando allí para alcanzar la iluminación o conocer la Verdad.   

Tus mejores maestros son los que tienes ahora mismo frente a ti:  tu pareja,  padres, hijos, hermanos, amigos, compañeros de trabajo, jefes,  conocidos, desconocidos con los que tienes un encuentro,  las circunstancias de tu vida misma….  Ahí está toda la información que necesitas para aprender aquí y ahora. 

Para mi,  todos somos maestros,  los unos de los otros,  pues todos nos servimos de espejo y nos ayudamos mutuamente. Podemos aprender de una flor, de un animal, de un niño,  de cualquier persona sea cual sea su raza, formación, cultura, etc.   Podemos aprender mirando las estrellas,  la luna,  el sol,  escuchando el agua del mar,  el sonido del aire … en la propia vida y en cada instante está la sabiduría contenida,  algunos la ven y otros no,  porque no se han decidido verdaderamente a verla o porque creen que no pueden si no es de la mano de otra persona superior a ellos.

A mi me cuesta ver lo que tengo en mi espalda,  por eso cada persona con la que me encuentro es una maestra para mi,  pues me muestra algo que es mío para que tome consciencia y aprenda.     Me  sirvo de su reflejo para mirar esa parte que albergo en mi sombra  y que si no fuera por su ayuda no vería.  Por eso ,  vea lo que vea,  me guste o no,  siempre digo:  Gracias, Gracias, Gracias.

No hay comentarios: