Esta realidad está muy presente hoy día. De hecho, siendo sincera aun sin entrar en detalles por respeto a terceros más que por mi misma. Yo he vivido más o menos algo de lo que hablo en las siguientes líneas.
En estos tiempos, los amores rápidos e ilusorios aunque en parte reales y sentidos en su momento, abundan por doquier.
Los matrimonios y las parejas en general se deshacen con mayor facilidad y un motivo importante que provoca este hecho es la infidelidad, o peor aún, la presencia de una tercera persona con sentimientos incluidos.
El que se enamora de los dos, dentro de la pareja, por una persona externa, ya sea el hombre o la mujer, culpa a su propia pareja de lo que no le da, lo que no le ha dado, todo lo que le ha hecho en el pasado .... proyecta en su compañero/a sentimental la responsabilidad que no asume de si mismo/a.
A la par, se enamora de aquello que curiosamente ya tiene en su interior, sólo que necesita desarrollarlo, pero en lugar de hacerlo, delega de nuevo su responsabilidad en el ser amado, ideal y perfecto, quien se convierte en objeto de deseo y satisfacción, pero no sólo eso, se proyecta sobre esa persona aparentemente maravillosa la solución perfecta a la felicidad.
Nada más lejos de la realidad...
Si el sentimiento es realmente fuerte, aunque no por ello debe tener una base real y sólida, uno es capaz de dar el salto y aventurarse a experimentar de lleno esa realidad que tanto anhela y que piensa, y repito, piensa, cree que va a aportarle la felicidad que busca.
Tarde o temprano, y más vale que sea pronto, uno se da cuenta del error. Aunque yo digo siempre que en la vida no hay errores ni equivocaciones, sino experiencias. Actos con consecuencias, algunas nos gustan más y resultan como imaginábamos, otras menos.
Dichosa la vida que te da sorpesas porque si te abres de verdad a experimentar y crecer, te colma con regalos que superan con creces lo que creías que te iba a hacer feliz.
A pesar de esto, el camino no resulta fácil.
Tras los momentos idílicos, de amor, pasión y deseo, las cosas comienzan a calmarse y entonces uno va entrando en contacto con la realidad tal cual es.
Es entonces cuando vuelves sin querer al mismo punto de partida donde estabas antes con la anterior pareja, a la insatisfacción personal y al estrellato, porque lo que esperabas que esa persona te proporcionara, no te lo da, y ahora sientes lo mismo que antes sólo que duermes con otro ser.
Conclusión: No has aprendido nada !! A la vista está, pues te sientes igual que antes o incluso peor y ves que estás repitiendo el mismo patrón. ( con suerte lo ves, que no es suerte, si no actitud de apertura y crecimiento interior)
Ufff menudo caos !!! Pues sí, es un batacazo en toda regla. Pero calma, siempre calma, aunque el descubrimiento de semejante hecho es desolador y debastador como una bomba atómica, es un momento maravilloso lleno de aprendizaje y riqueza si sabes verlo y aprovecharlo.
Cambiamos de cama, de vivienda, de pareja, .... en definitiva, cambiamos de escenario externo pero nuestro interior sigue igual. No hemos aprendido y por ende cambiado nada por dentro. Ante semejante situación, ¿cómo podemos esperar tener resultados diferentes? Parece evidente este hecho, pero no lo apreciamos a simple vista. Nos autoconvencemos de que muerto el perro, o sea, nuestra anterior vida y pareja, se acabó la rabia... de nuevo nada más lejos de la realidad.
Algunos tienen que vivir este proceso varias veces y acumular parejas y matrimonios con sus consecuentes rupturas y divorcios, otros no llegan nunca, al menos en esta vida, a darse cuenta de la realidad. Los más voluntariosos con una sóla experiencia les basta para aprender.
Tras el batacazo descomunal que supone la tremenda desilusión de una historia mental, porque en realidad es una historia que uno se monta en su linda cabecita, pues se aprecian múltiples y variadas opciones.
Las más habituales son: volver rápidamente con la anterior pareja, algo muy frecuente. Sin embargo no se ha dado el tiempo necesario para madurar y aprender de lo sucedido. Volvemos con urgencia a lo viejo y conocido para recuperar la seguridad y la estabilidad perdida. Siempre nos queda lamentablemente el triste sabor amargo de una desilución y vagar conformándonos con lo malo conocido.
Otra opción muy frecuente es engancharnos rápidamente con una nueva pareja. Una distracción más para no entrar en contacto con uno mismo, con la soledad y la intimidad interior. Tarde o temprano, esta nueva relación fracasará y la persona volverá de nuevo al mismo punto de partida otra vez.
Existen otras opciones que muchas personas experimentan como entrar en una gran depresión y no levantar cabeza hasta que se lo propongan, engancharse a drogas y emociones placenteras desde fiestas, sexo, alcohol, comer en exceso,... hasta trabajar o hacer deporte de sobre manera. Muchas alternativas tan variadas como el gusto y la diversidad humana.
Siento decir que todo ello es distracción para no entrar en contacto con uno mismo.
Todos lo hacemos, en mayor o menor medida, cogemos una o varias de estas opciones porque andamos perdidos. Yo misma lo he hecho y a veces aún lo sigo haciendo.
Creo sinceramente, despues de mi humilde pero personal experiencia, que la mejor opción es la intimidad con uno mismo. Esto de estar solo, aterra. Cuando en realidad solo/a no se está mucho en esta sociedad tan tecnologizada y tan bien comunicada en todos los sentidos.
No se trata de irse al monte, ni a otro pais a meditar ( claro que tampoco es mala opción), tampoco se trata de apuntarse al extraño club de los raritos o exiliados.
Puedes experimentar la intimidad ( me gusta mas llamarla así que soledad ) donde estás ahora mismo. Te aseguro que es el lugar perfecto y adecuado para ti.
Conviene meditar, relajarse, pasar tiempo a solas, desconectar el movil de vez en cuando, comer en silencio, dormir con la cama entera para ti, mimarte y darte amor y placer a ti mismo/a sin buscar a nadie para que te complazca, practicar el silencio y permitir que éste, te hable.
Resulta duro y complicado hoy dia, mirarse para adentro. Muchas distracciones tenemos además de obligaciones que nos invitan a correr y hacer cosas, actuar sin parar y sin pensar.
Lo entiendo, soy humana y vivo con unas circunstancias humanas como el que más, pero dentro de mis circunstancias y posibilidades practico todo esto que he comentado más arriba.
Repito, una cosa es experimentar la intimidad y otra aislarse del mundo.
La vida sucede cada día y hay que estar en ella, pero cuando empiezas a serenarte y mirar hacia adentro, todo empieza a adquirir otro color.
Cuando cambias de escenario, tarde o temprano, vuelves a estrellarte y al mismo punto de partida.
Puedes dar muchas vueltas y hasta tener varias parejas pero mientras que no asumas tu responsabilidad en amarte a ti mismo/a y en ser capaz de ser feliz tu mismo/a , ni todo el tiempo del mundo ni todas las relaciones te serán suficientes para aprender la lección.
Si crees que alguien o algo exterior es la solución para que tengas felicidad en tu vida, siento mucho decirte que te vas a estrellar de lleno.
¡ Que bien sienta aunque aterra de entrada, experimentar el reencuentro con uno mismo!
Para ello necesitas tiempo ( y éste es muy relativo para cada persona) y trabajo interno.
Merece la pena, de verdad, porque cuando te miras y los demás te miran, aprecias que has aprendido, madurado y crecido por dentro y por fuera.
En este punto, muchas opciones son posibles, desde la felicidad y la alegria de ser uno mismo, quizás tu anterior pareja ha hecho el mismo trabajo interno que tu, así que puede haber un nuevo comienzo, porque no es volver, ya que no son las mismas personas de antaño.
Quizas una nueva persona más acorde a tu crecimiento aparece en tu vida o quizás continúas tu camino libre durante un tiempo más.
Antes eras un patito feo que necesitabas que alguien te amara para ser feliz, no asumías tu responsabilidad de amarte a ti mismo/a y creiste que otro debía hacerlo por ti.
Esta experiencia, aunque duele, es maravillosa porque te empuja a ser un cisne en todo su esplendor.
Un rey hombre, una reina mujer.
De caballeros andantes salvadores de princesas y de damiselas necesitadas y sumisas
ya
andamos sobrados.