Al igual que no somos todavía muy conscientes de cómo los
pensamientos que tenemos influyen en nuestra vida, tampoco apreciamos el valor de las palabras
expresadas en voz alta y de cómo éstas influyen en nosotros, en los demás y en todo lo que nos rodea.
Cada vez se reconoce más el hecho de que todo lo que existe
tiene una vibración, todo está en
movimiento, hasta la materia que vemos
como sólida y estable.
La idea de buena o mala onda está muy presente en nuestro
vocabulario y llegamos a aceptar aunque no lo veamos, que algo diferente
percibimos, cuando notamos una tensión
en el ambiente, así como algo denso,
cargado y desagradable, o por el
contrario, algo que fluye, que produce bienestar y una sensación muy
grata.
Para ayudar mejor a este reconocimiento, te propongo un pequeño ejercicio.
La frase “ Te amo “,
si tuvieras que ponerle un color,
¿cuál sería? Quizás un rosa, un rojo,
un blanco brillante …
La frase “ Te odio “,
¿qué color le pegaría? Quizás un
negro, un gris, un marrón oscuro …
Imagina otras frases como “ no puedo, soy imbécil, no te soporto, me duele todo el cuerpo, hazlo tú solo, si puedo,
eres increíble, vamos juntos, me
encantas, gracias, …”. ¿Qué colores le pondrías a cada una de
ellas?
Piensa también las frases habituales que tú utilizas, ¿de qué color se acompañarían?.
Cada vez que hablas,
cada vez que te expresas, las
palabras que utilizas llevan una vibración energética, para que nos entendamos, una buena o mala onda. Dependiendo de las palabras que utilices, llevan un color desde el más cálido, limpio y colorido, hasta el más oscuro, frio y apagado. Es como si se formaran nubes de colores invisibles a la vista pero perceptibles muy sutilmente, alrededor tuya y fueran expandiendose.
Esas palabras son como la fragancia de una rosa que al
olerla aunque no siga contigo, su aroma
te acompaña durante un tiempo. Esas
palabras con su color, es decir, con su vibración, te impregnan desde dentro, pues de ti emanan, hacia afuera, envolviéndote con su esencia y
expandiéndose hasta los que te rodean e inundando los lugares donde te
encuentras.
¿Criticas,
blasfemas, insultas a los demás o
te insultas a ti, mientes, rechazas,
odias, te quejas, hablas continuamente de tus problemas …? Si haces alguna de estas cosas o varias
habitualmente, ¿aun te preguntas por qué
te va mal?.
Eres la fuente de la
que todo emana y a la que todo regresa,
siempre, tarde o temprano.
Si al hablar emites
mala onda en cualquiera de sus formas ya sea quejándote, hablando de lo mal que te va, despreciándote
como persona, criticando a otros, enfadándote,
insultando, …. esa esencia sale de ti, te envuelve y se difunde como una onda
expansiva siendo tú el centro. Esa
onda funciona como un boomerang, siempre
vuelve a ti y lo hace de manera multiplicada, tanto para bien como para mal.
Si quieres ver cambios positivos en tu vida una buena forma
es prestar más atención a las palabras que utilizas y cambiar aquellas que sean
oscuras por otras más cálidas y coloridas.
“ El que comprenda el principio vibratorio, ha alcanzado el cetro del poder “ El kybalion.
La verdadera alquimia,
la gran piedra filosofal es que
“todo puede ser transmutado” .
Si
todo vibra desde una longitud de onda muy baja hasta una muy alta, es decir,
desde estados muy negativos, coloquialmente hablando, hasta estados muy positivos, y al revés.
Todo estado puede ser transmutado y susceptible de ser cambiado a
nuestra elección. Ése es el libre
albedrío. La capacidad de elegir mis pensamientos y mis
palabras para expresarlos.
Aquí tienes una forma de cambiar tu vida, tu realidad y tu futuro: cambiando las palabras que utilizas para
expresarte. Como siempre, tú eliges.
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