En estos tiempos que corren, tener trabajo parece todo un lujo, sin embargo,
no son muchos los que se sienten realizados y contentos en él.
La mayoría de las personas se
encuentran agobiadas haciendo algo todos los días porque necesitan el
dinero, porque hay muchas cosas que
pagar y una familia que mantener; y así van
luchando y tirando para adelante día tras día.
Ante esta forma de ver la situación, el panorama no puede ser más frustrante. Lo peor de todo es que son muchos más los que
están trabajando soportando condiciones que antes no se daban en el trabajo porque
como hay crisis pues hay que aguantarse y parece que “todo vale”.
Ir a trabajar cada día soportando
una situación injusta y blasfemando contra los superiores , el gobierno o la maldita crisis, es un veneno que corroe por dentro y por
fuera. Desgraciadamente las personas
no somos muy conscientes del daño que nos ocasiona esta actitud.
¿Qué hacer entonces? Si uno piensa que su jefe se está
enriqueciendo a su costa, entra en
cólera pero si elige otra forma de ver las cosas quizás pueda sentirse
mejor. Ya que estamos en esta situación, podríamos tratar de afrontarla de una manera
más sana y constructiva. Dicho sea de
paso y muy brevemente. Lo que el ser
humano le quita al mar, al mar vuelve siempre aunque él se crea invencible por momentos.
Volvamos al tema en cuestión:
Fíjate en lo que haces, ¿cuál es
tu labor?, ¿qué producto fabricas?, ¿qué
servicio ofreces?, ¿qué necesidad estás
cubriendo con tu trabajo?, ¿a quién
beneficias con él?.
Uno puede decir por ejemplo que
trabaja cogiendo aceitunas y le podemos añadir la retahíla que como dije antes
corroe, pero también puede decir que
trabaja cogiendo unos alimentos que deleitarán a muchas personas. Sé que por un momento puede resultar absurdo
pensar en esto, pero permítete recrearte
un poco en tu labor y en cómo beneficias con ella a los demás.
Si eres autónomo u
empresario, piensa en la utilidad de tu
producto o servicio.
No es lo mismo decir “Yo tengo una empresa de mensajería” a “Yo estoy en el negocio de llevar cosas
importantes para las personas que solicitan mis servicios y me encanta hacerlas
felices llevándoles sus paquetes de
manera rápida y eficaz”. Hay una gran diferencia, ¿no crees?.
Inténtalo por favor, date un tiempo si quieres y luego continúa
leyendo.
Ahora añádele más pimienta al
asunto, visualiza el resultado final de tu producto y de tu servicio. Por supuesto un resultado estupendo y
perfecto si todo funciona como debe.
¿Ves cómo contribuyes a mejorar
la calidad de vida de algunas personas?
¿Puedes darte cuenta de cuán importante es tu labor?.
Estamos acostumbrados a trabajar
para ganar dinero y poder vivir y perdemos de vista la utilidad de tanto tiempo
diario de nuestra vida.
No digo que no sea importante pensar
en la remuneración económica, por
supuesto, que todo trabajador es digno
de su pago, pero te aseguro que si
eliges mirar las cosas desde esta perspectiva,
pensando más en la utilidad de tu tiempo y tu esfuerzo, en para qué
haces lo que haces, no sólo para ganar dinero,
pagar y sobrevivir, sino también para contribuir a los demás.
Eso te ayudará a ir con mejor ánimo al trabajo, a hacer lo mismo pero con otra actitud mucho
más abierta, relajada y amorosa. He dicho amorosa, sí,
hacer las cosas con más cariño y delicadeza. Porque nos volvemos tan rutinarios y
autómatas que olvidamos que somos humanos,
no robots.
Lo mejor de todo es un efecto
colateral que he descubierto en mí y en
muchas personas.
Cuando uno cambia su forma de ver
las cosas, las cosas también cambian y,
por regla general , he comprobado que, o
bien, las condiciones en el trabajo o la
empresa mejoran o a la persona le sale uno mejor y se va a otro sitio.
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