jueves, 3 de octubre de 2013

El Consejero de Dios

Estas palabras nacieron especialmente en una consulta muy peculiar para mi gusto.   Tenía frente a mí a un chico brillante que se encontraba atascado porque, según él,  todo el mundo estaba equivocado.  Tenía consejos y opiniones para todos,  incluida la vida por supuesto,  la cual también funcionaba muy mal, a su parecer.  Se hallaba literalmente contra todo el mundo.
De repente,  puse cara de asombro y muy teatralmente le dije:
-      Oh qué maravilla!!  Tengo el gran privilegio de conocer al consejero de Dios en persona !!!!   Es un verdadero honor !!
El chico, más bien hombre de 40 años,  evidentemente se quedó un tanto parado sin saber bien por dónde iban los tiros.  Proseguí con mi discurso:
-           Resulta que el mundo te estaba esperando,  de hecho,  todos te estábamos esperando porque estamos equivocados y tenías que nacer  TÚ,  ESPECIALMENTE TÚ,  para decírnoslo!!!

Y digo yo:  ¿En qué año naciste? ¿ Existía la vida ya cuando llegaste al mundo?   ¿Cuando estimas que puedes morir de acuerdo a tu edad y demás ….?  ¿Crees que el mundo dejará de existir contigo,  cuando tú te vayas?

¿Realmente crees que te necesitamos para decirnos cuán equivocados estamos todos?

¿Realmente crees que sabes más que la vida misma?
Permíteme por favor,  sugerirte que vuelvas a leer estas preguntas y las oigas como si fueran para ti.  Es muy probable que te quedes un poco perplejo/a,  incluso te ofendas ligeramente,  pero es bastante probable también que empieces a reírte de ti mismo/a. 
Cuando uno de pronto se da cuenta de que ha creído en un pensamiento ,  una historia que se ha montado en su linda cabecita  y que ha estado mal enfocado tratando de llevar la razón a toda costa,  en parte siente estupidez pero especialmente liberación .
Quizás hayas dicho estas frases en algún momento:
-          Las cosas no deberían de ser así.
-          Si hubiera hecho las cosas de otra manera.
-          Te he conocido en un momento equivocado.
-          La vida es injusta y no debería pasarme esto a  mí.
-          No deberían suceder muchas de las cosas que suceden.
-          Ahora no es mi momento.
-          Ahora no estás preparado,  no es el momento.
-          Los demás deberían …
-          Mi pareja,  ex pareja,  mis hijos,  mis padres ….  Deberían haber hecho …. 
-          Yo no merecía lo que me pasó …
-          No hice lo correcto.
-          Tú no puedes …
-          Debería haberte conocido antes o después.
-          Yo sé lo que es mejor para ti.
-          Yo sé lo que te va a pasar.
-          Tú tienes que …
-          Tú no deberías ….
-          Tú te has equivocado y ahora vas a pagar por ello.
-           Esto no debería estar sucediendo.
Seguro que podemos añadir muchas más,   te invito a reflexionar sobre tus pensamientos,  lo que crees que debería suceder o no,  haber sucedido o no;  lo que piensas sobre los demás y sobre ti mismo/a,  lo que has hecho o hiciste o no.
Fíjate que todo es una clara discusión con la realidad,  con lo que es. ¿ Y sabes por qué?  Porque crees que sabes mucho,  que llevas la razón,  que sabes más que los demás,  que sabes más que la propia vida,  la cual se organizó muy bien desde el principio de la Creación sin necesitarte a ti de manera expresa. 
Creo que es un buen toque de humildad porque creemos que sabemos mucho.  Tenemos exceso de orgullo y soberbia.  Nuestros queridos Egos están asustados y necesitan controlar como sea.  Para ello manipulamos a los demás y a nosotros mismos,  tratando de llevar la razón y luchando siempre contra lo que es.
Muchos no se han dado cuenta aún de que cuando luchas contra la realidad pierdes sólo el 100% de las veces.
Voy a darle la vuelta a estas frases que antes he escrito:
-         Las cosas no deberían de ser así.  Las cosas son perfectas tal cual son ahora mismo.
-        Si hubiera hecho las cosas de otra manera.  Hice las cosas  de la mejor forma posible en aquel momento.  Si de entre todas las opciones posibles,  elegí esa y la vida me lo permitió es porque era la más adecuada.  Ni buena ni mala,  la más adecuada para mí en ese momento.
-        Te he conocido en un momento equivocado.  Te he conocido en el momento perfecto para ti y para mí,  lo que pasa es que yo no estoy dispuesto /a  (aunque sí preparado)   a dar lo mejor de mí.   Es el momento perfecto,  porque así está sucediendo,  no ha ocurrido antes sino ahora,  por ello es el momento perfecto.  Soy yo el que no desea  sacarle el máximo provecho a nuestro encuentro.
-      La vida es injusta y no debería pasarme esto a  mí.  La vida es perfecta tal cual es,  soy yo quien valora subjetiva y arbitrariamente que está equivocada,  por mi manera de pensar y de percibir la realidad.   Me creo muy superior cuando le digo a la vida que está equivocada. Estoy gastando energía tontamente porque la vida sucede con mi permiso o sin él.
-        No deberían suceder muchas de las cosas que suceden.  Todo lo que sucede tiene su por qué y su para qué,  aunque muchas veces yo no lo entienda ni tampoco me agrade.  Si me abro a ver lo mejor de lo mejor,  con el tiempo veré el por qué y el para qué de todo lo que sucede.
-     Ahora no es mi momento.  Ahora no estoy dispuesto a abrirme de lleno a la vida.   No quiero hacer el esfuerzo de salir de mi zona de conford y arriesgarme a vivir a pleno pulmón.  No estoy dispuesto a dar el salto.  No me falta valor ni coraje,  lo tengo,  pero no me pongo a ello.  
-        Ahora no estás preparado,  no es el momento.   Esto lo dicen muchos “maestros”,  ilusos que se rodean de un aire de misticismo e iluminación.   En el fondo están queriendo decir que ellos son los que no están dispuestos  para darte lo mejor de sí mismos.   Por favor,  no te creas nunca que no es tu momento ni estás preparado si te lo dice algún supuesto Gurú,  es él o ella,  quien  no lo está. 
-          Los demás deberían …   Yo debería ….
-         Mi pareja,  ex pareja,  mis hijos,  mis padres ….  Deberían haber hecho ….   Yo debería haberles hecho,  yo no debería haberles hecho,  yo debería haber hecho,  yo no debería haber hecho…
-       Yo no merecía lo que me pasó …  Todo lo vivido ha sido justo,  necesario y perfecto para mí,   para ser quien soy hoy y estar donde estoy hoy.  No hay error en la vida,  ni hay error en mi propia existencia, sólo acciones con consecuencias,  todas ellas oportunidades para aprender y conocerme más a mi mismo/a.
-         No hice lo correcto.  Hice las cosas lo mejor que supe,  pude y en última instancia quise con la información que tenía en ese momento.  Hice lo perfecto y adecuado en ese momento y puedo tener la certeza de ello,  porque de entre todas las posibilidades esa fue la que sucedió.  Podrían haberse dado otras y si esa fue y la vida me lo permitió era por algo y para algo.  En lugar de lamentarme,  puedo aprender de lo sucedido y sacarle el máximo provecho.
-          Tú no puedes …. Yo no puedo,  o eso creo,  que yo no puedo.  Peor aún,  no reconozco que si puedo pero no quiero hacer el esfuerzo de hacerlo, así que no me gusta que tú lo hagas porque así me pones a mi entre la espada y la pared.  Prefiero que ambos compartamos la mediocridad de nuestras vidas.
-       Debería haberte conocido antes o después.  Te he conocido en el momento perfecto para mí y para ti.  Si hubiera sido antes o después no seríamos nosotros tal y como somos hoy.  No hay error nunca.  Soy yo el que se confunde cuando me creo  un pensamiento.
-         Yo sé lo que es mejor para ti.  Yo no tengo ni pajolera idea de lo que es mejor para mí,  cuanto menos para ti.   Creo que sé pero sé bien poco.  Así que no puedo decirte lo que tú debes o no hacer.   ( Cuando alguien me dice esto,  algo habitual por cierto,  le digo “Enhorabuena,  ya sabes más que yo.  Gracias ¡! “ Me rio,  además de que  me entra por un odio y me sale por el otro ).
-     Yo sé lo que te va a pasar.  Hay cosas más probables que otras,  pero todo puede pasar en cualquier momento,  no tengo ni idea de lo que va a suceder.  Claro que si me empeño en que algo puede llegar a pasar,  por eso de la profecía auto cumplida.  Y como toda creencia tiende a ser corroborada pues resulta bastante probable que si pones mucho empeño,  donde hayas puesto el ojo,  al final pongas la bala.
-         Tu tienes que … Yo soy quien tiene que ….  Tú sólo eres el espejo donde se refleja mi propia imagen.
-         Tu no deberías ….  Yo no debería …
-        Tu te has equivocado y ahora vas a pagar por ello.   Tú has hecho lo que tenías que hacer aunque a mí no me guste,  no lo entienda y hasta me duela.  Todo ha sido perfecto y yo no soy quien para juzgarte.  Mucho menos soy quien para condenarte y decirte cuanto vas a sufrir.     Esta estructura es muy primaria.  La hemos aprendido de pequeños en casa,  también es muy propia de todo sistema de normas que trata de controlar a las masas.   Por tu propio bien,  no te lo creas. Yo desde luego,  no me lo creo.
-          Esto no debería estar sucediendo.  Ohh sí que debería.  La prueba están en que es lo que está pasando.  Te guste o no, con tu permiso o sin él,  lo entiendas o no,  pero está pasando justamente lo que tiene que pasar,  ni más ni menos.  Pasa por algo y para algo,  depende de ti,  sacarle el máximo provecho o no. 
Recuerda,  la vida sucede con tu permiso o sin él.
Todos jugamos a ser consejeros directos de Dios en la Tierra,  algunos más que otros. Yo he jugado mucho y es muy probable que lo haga aún en muchos momentos.  Sólo con decir que esto no debería pasar, ya lo estoy haciendo.  Darme cuenta de ello hoy día es mucho más fácil pero me sigue pasando en muchos momentos.
También he jugado a decirle a los demás lo que tienen que hacer,  lo que les va a pasar,  a decir incluso que estoy muy pero que muy segura de algo.   Hoy cuando veo que esta soberbia me asoma,  rápidamente me voy a un espejo y me digo alto y claro,  “Tú no sabes nada Lucesita,  no tienes ni pajolera idea,  recuérdalo”  Así que dejo el mundo correr y respeto el proceso de cada uno,  ocupándome de mis propios asuntos.
Teniendo en cuenta que somos conscientes del  5 como mucho el 10 % de lo que sucede a nuestro alrededor y de lo que tenemos en nuestro interior,  creer que sabemos tanto es una neciedad propia del orgullo y la soberbia que ciegan a todas luces.
Es difícil,  sentir la incertidumbre de no saber,  es complejo vivir teniendo que aceptar cosas que no entendemos ni nos  gustan y aceptar que la realidad es perfecta tal cual.  Es un golpe muy bajo para nuestra personalidad altiva darse cuenta de que no sabe tanto,  ni puede controlar como quisiera,  peor aún es tener que asumir que estamos muy poco dispuestos a tener una vida excepcional y dar lo mejor de nosotros mismos,  en la mayoría de las ocasiones nos conformamos con la mediocridad de lo conocido y lo más cómodo. 
Desde mi punto de vista,  todo lo que me sucede en este momento,  absolutamente todo, es perfecto y adecuado para mí,  por ende,  igual para ti.   La vida está ahora mismo como debe de estar,  no hay error en el Universo,  sólo hay cuestiones no comprendidas por nuestra mente maravillosa aunque muy limitada. 
Todo lo que nos sucedes es por y para algo y ahí sí que nosotros tenemos el poder y la capacidad de descubrirlo y sacarle el máximo provecho.  La cuestión es  ¿estamos dispuestos?
Si quieres seguir jugando a ser Dios,  a luchar contra tus familiares,  tus amigos,  el sistema político,  la vida misma …. Sigue,  eres libre,  pero es bastante probable que tengas una gran dosis de sufrimiento en tu vida.   Si quieres seguir alimentando tu soberbia creyendo que sabes mucho y que lo controlas todo,  sigue en esa ilusión de tus sentidos,  con suerte,  algún día tropezarás y tendrás la oportunidad de libertarte de semejante quimera.
Puedes dejar de oponerte a la realidad,  creyendo en esos pensamientos que te dicen cómo deberían ser las cosas,  lo que va a pasar,  etc.  Cuando dejamos de luchar contra lo que es, la acción consciente  se vuelve en algo sencillo,  fluido y amable. 
Puede parecerte subrealista,  pero cuando permites que la vida fluya a través de ti, cuando te dejas llevar por la corriente,  sin tratar de controlarlo todo.   Eres capaz de ver la sabiduría y la perfección en todo lo que acontece dentro y fuera de ti.   Hay paz, amabilidad y una entrega a vivir de una forma plena y maravillosa queriendo sacarle el máximo provecho. 
Te das cuenta de que das lo mejor de ti con alegría y sencillez.

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