jueves, 20 de noviembre de 2014

EL AMOR DE TU VIDA

¡ Cuánta carga continen estas palabras !
Cuantas personas han sufrido y siguen sufriendo por creer que hay alguien fuera de ellas mismas que tiene el poder de hacerlas felices y que cuando la encuentren se van a sentir realizadas y completas.
Cuantas personas viven buscando toda su vida a esa mitad, esa alma gemela perdida con la que deben reencontrarse.
Cuantas sufren porque después de haber encontrado al amor de sus vidas, según ellas, están condenadas a vivir separados.
Hace unos días hablaba con una buena amiga que vive ahora mismo sumida en esta creencia, muy respetable, pero sumamente dolorosa. Hecho que me ha motivado a escribir de nuevo sobre este aspecto.
Yo me creí esta milonga y de hecho creí las historias que yo misma me conté a través de terceras personas. Sufrí muchísimo por esta creencia tan arraigada en el inconsciente y puede que algún quede algún "archivo" pendiente por soltar.
Sin embargo, un día me levanté comprendiendo el absurdo de semejante razonamiento, muy romántico para las películas y las canciones pero tremendamente trágico y jodido para cuando lo vives en primera persona.
Cuando comprendí que la vida me está amando siempre, pude ver con total claridad que EL AMOR DE MI VIDA SOY YO, pues conmigo vine al mundo, conmigo estoy siempre y conmigo me iré cuando me mude al otro barrio.
Siempre estoy conmigo !!!
¿ Acaso la vida quiere mi infelicidad, me va a hacer buscar a alguién para que la conozca, la pruebe y luego me condena a vivir sin ella como un calvario ?
Me niego rotúndamente a creer semejante idea.
Cuando comprendes así como un "ah" que parece que se "hizo la luz", que siempre te estás relacionando contigo mismo/a a través de otras personas, las cuales te sirven de espejo para ver tu propia imagen, compruebas la grandeza de las relaciones humanas.
Entonces te das cuenta de que ese alma gemela es la parte interior tuya desconocida, inconsciente, y que ese supuesto amor de tu vida que ves fuera, eres tú proyectado externamente.
Siempre te estás amando a tí a través del otro o, también, te estás rechazando, negando u odiando a tí mismo a través del otro.
No hay nadie ahí afuera con la capacidad de hacerte felíz o completarte como tú crees, en realidad, es sólo una ilusión fruto de tu hemisferio izquierdo al cual crees y le otorgas verdad, y entonces sufres.

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