viernes, 14 de diciembre de 2012

Cerrando Círculos

Estamos en el último mes del año y es muy recomendable dedicar un poco de nuestro ajustado tiempo a dejar ir, cerrar puertas y etapas de nuestra vida para comenzar el año limpios, renovados y abiertos de par en par a los
regalos de la vida.

Te invito a reflexionar sobre lo que quieres dejar atrás con palabras de Paulo Coelho

 
Siempre es preciso saber cuándo
se acaba una etapa de la vida. Sí
insistes en permanecer en ella
más allá del tiempo necesario,
pierdes la alegría y el sentido del
resto. Cerrando círculos, o
cerrando puertas, o cerrando
capítulos, como quieras llamarlo.
Lo importante es poder cerrarlos,
y dejar ir momentos de la vida
que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se
acabó tu relación?, ¿Ya no
vives más en esa casa?,
¿Debes irte de viaje?, ¿La
relación se acabó?. Puedes
pasarte mucho tiempo de tu
presente "revolcándote" en los
por qués, en rebobinar el
cassette y tratar de entender
por qué sucedió tal o cual
hecho.

El desgaste va a ser infinito,
porque en la vida, tú, yo, tu
amigo, tus hijos, tus hermanos,
todos, estamos encaminados a
ir cerrando capítulos, ir dando
vuelta a la hoja, a terminar con
etapas, o con momentos de la
vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente
añorando el pasado. Ni siquiera
preguntándonos por qué. Lo que
sucedió, sucedió, y hay que
soltarlo, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni
adolescentes tardíos, ni empleados
de empresas inexistentes, ni tener
vínculos con quien no quiere estar
vinculado a nosotros.

¡Los hechos pasan y hay que
dejarlos ir! Por eso, a veces
es tan importante “destruir
recuerdos”, regalar presentes,
cambiar de casa, romper
papeles, tirar documentos, y
vender o regalar cosas.

Los cambios externos pueden
simbolizar procesos interiores de
superación. Dejar ir, soltar,
desprenderse. En la vida hay que
aprender a jugar con las cartas que te tocan,
y hay que aprender a perder y a
ganar. Hay que dejar ir, hay que
dar vuelta a la hoja, hay que vivir
sólo lo que tenemos en el
presente.

El pasado ya pasó. No esperes
que te lo devuelvan, no esperes
que te reconozcan, no esperes
que alguna vez se den cuenta de
quién eres tú. Suelta el
resentimiento. El encender "tu
televisor personal" para darle y
darle al asunto, lo único que
consigue es dañarte mentalmente,
envenenarte y amargarte.

La vida camina hacia adelante,
nunca para atrás. Si andas por la
vida dejando "puertas abiertas",
por si acaso, nunca podrás
desprenderte ni vivir lo de hoy con
satisfacción.
¿Noviazgos o amistades que no clausuran?,
¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?),
¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no
se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron?

Si puedes enfrentarlos ya y
ahora, hazlo, si no, déjalos ir,
cierra capítulos. Dite a ti mismo
que no, que no vuelven. Pero no
por orgullo ni soberbia, sino,
porque tú ya no encajas allí en
ese lugar, en ese corazón, en esa
habitación, en esa casa, en esa
oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste
hace dos días, hace tres meses, hace
un año. Por lo tanto, no hay nada a
qué volver. Cierra la puerta, da vuelta
a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás
el mismo, ni el entorno al que
regresas será igual, porque en la vida
nada se queda quieto, nada es
estático. Es salud mental, amor por ti
mismo, desprender lo que ya no está
en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es
indispensable. Ni una persona, ni un
lugar, ni un trabajo. Nada es vital para
vivir porque cuando tú viniste a este
mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por
lo tanto, no te acostumbres a vivir
pegado a él, y es un trabajo personal
aprender a vivir sin él, sin el adhesivo
humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a
desprenderse y, humanamente se
puede lograr, porque te repito: nada ni
nadie nos es indispensable. Sólo es
costumbre, apego, necesidad.
Pero cierra, clausura, limpia, tira,
oxigena, despréndete, sacúdete,
suéltate.

Hay muchas palabras
para conseguir salud
mental y cualquiera que
sea la que escojas, te
ayudará definitivamente a
seguir para adelante con
tranquilidad.

¡Esa es la vida!

Por Paulo Coelho

No hay comentarios: