La carta sobre Ansiedad me la inspiró ayer una chica en la consulta.
Tengo que decir que como psicóloga le pedí perdón y me encanta hacerlo también aquí en facebook.
Tengo que decir que como psicóloga le pedí perdón y me encanta hacerlo también aquí en facebook.
Desde mi punto de vista, los psicólogos hemos contribuido a que los
trastornos de ansiedad aumenten cada día más y las personas inicien
campañas contra ella en lugar de conocerse a sí mismas y desarrollarse
en todos los planos.
En mi papel de psicóloga pienso que es mi responsabilidad transmitir la naturaleza perfecta y necesaria de la Ansiedad en la personas.
Considero importantísimo que en lugar de luchar para eliminarla, se reúnan fuerzas para comprenderla, aceptarla y sacarle el máximo beneficio.
Así, de manera natural la armonía y el bienestar se restauran.
No se trata de convivir con la enfermedad, sino de comprenderla y saber escuchar las señales porque el cuerpo habla y muy claro si lo escuchas.
Pido disculpas porque directa o indirectamente como profesional de la salud en general y de la psicología en particular he contribuido a que las personas cada día más hablen de términos psicológicos como si fueran frases populares. Algo que no deja de sorprenderme.
Hemos emprendido campañas para hablar de los trastornos que ni siquiera existían, más bien los hemos creado hasta el punto de infundirle la necesidad a la persona para que busque ayuda fuera.
En nuestro intento por querer equiparar la psicología a la medicina como ciencia, hemos adoptado un modelo médico arcaico que lejos de servir para mejorar la calidad de vida de las personas, ha contribuido, al menos desde mi punto de vista, a crear etiquetas, problemas y trastornos que nunca han existido.
Ni siquiera nosotros somos culpables, aunque sí responsables, porque hemos seguido haciendo lo que nos contaron en la carrera sin asumir que en lugar de solucionar verdaderamente una situación, la estamos agravando.
Atrás quedaron las descargas eléctricas para que los homosexuales se corrigieran de su enfermedad o los " enfermos mentales" de sus males. Ahora no se nos ocurre semejante atrocidad pero en cierta forma seguimos haciendo lo mismo.
Una y otra vez le vendemos la idea a la persona completamente normal de que hay algo mal en ella y debe luchar para eliminarlo, corregirlo, resolverlo, etc.
Cuando en realidad lo único que necesita es que un profesional de la psicología con su presencia y sabiduría le aporte luz y confianza para que se conozca mejor a sí misma y pueda comprender que no hay nada imperfecto en ella, salvo su distorsionada interpretación de ella y de la realidad que le rodea.
Lo siento mucho, gracias.
Recuerda,
si te gustó, dale al Me Gusta
Si te encantó, compártelo y
si te fué útil, cuéntamelo.
En mi papel de psicóloga pienso que es mi responsabilidad transmitir la naturaleza perfecta y necesaria de la Ansiedad en la personas.
Considero importantísimo que en lugar de luchar para eliminarla, se reúnan fuerzas para comprenderla, aceptarla y sacarle el máximo beneficio.
Así, de manera natural la armonía y el bienestar se restauran.
No se trata de convivir con la enfermedad, sino de comprenderla y saber escuchar las señales porque el cuerpo habla y muy claro si lo escuchas.
Pido disculpas porque directa o indirectamente como profesional de la salud en general y de la psicología en particular he contribuido a que las personas cada día más hablen de términos psicológicos como si fueran frases populares. Algo que no deja de sorprenderme.
Hemos emprendido campañas para hablar de los trastornos que ni siquiera existían, más bien los hemos creado hasta el punto de infundirle la necesidad a la persona para que busque ayuda fuera.
En nuestro intento por querer equiparar la psicología a la medicina como ciencia, hemos adoptado un modelo médico arcaico que lejos de servir para mejorar la calidad de vida de las personas, ha contribuido, al menos desde mi punto de vista, a crear etiquetas, problemas y trastornos que nunca han existido.
Ni siquiera nosotros somos culpables, aunque sí responsables, porque hemos seguido haciendo lo que nos contaron en la carrera sin asumir que en lugar de solucionar verdaderamente una situación, la estamos agravando.
Atrás quedaron las descargas eléctricas para que los homosexuales se corrigieran de su enfermedad o los " enfermos mentales" de sus males. Ahora no se nos ocurre semejante atrocidad pero en cierta forma seguimos haciendo lo mismo.
Una y otra vez le vendemos la idea a la persona completamente normal de que hay algo mal en ella y debe luchar para eliminarlo, corregirlo, resolverlo, etc.
Cuando en realidad lo único que necesita es que un profesional de la psicología con su presencia y sabiduría le aporte luz y confianza para que se conozca mejor a sí misma y pueda comprender que no hay nada imperfecto en ella, salvo su distorsionada interpretación de ella y de la realidad que le rodea.
Lo siento mucho, gracias.
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