jueves, 10 de septiembre de 2015

QUE LA GENTE SE PREOCUPE POR TI, ESTÁ GUAY PERO TE PERJUDICA BASTANTE

Estamos acostumbrados a compartir los males porque así parece que nos sentimos mejor.  De hecho,  hasta vemos normal y como gesto de amor que alguien nos pregunte cómo estamos "de lo nuestro",  se preocupe y tema por nuestro bienestar.
Sin embargo,  desde mi punto de vista,  no vemos más allá de la superficie y tomamos nota de cuánto nos perjudica esto.  
Te invito a reflexionar estas preguntas que ayer mismo le decía a una persona en la consulta.  Quizás te sean úitles hoy o en otro momento.

Si te diagnostican una enfermedad, a ti o a alguien cercano ¿cómo reaccionas? ¿lo compartes con tus seres queridos y con otras personas?

Ya sé que hablar desahoga y en cierta forma ayuda pero te invito a pensar detenidamente.

¿Cómo reaccionan esas personas que se enteran de lo que te sucede?
¿se preocupan o confian?

¿Ves que ellas son fuertes mentalmente para mantenerse firmes y enfocarse en tu salud?

¿Conoces el dicho
 " entre todos se reunieron y entre todos se lo cargaron" ?  Esto es lo que sucede cuando las personas comienzan a hablar del "mal" de alguien.  Creen que de esa forma ayudan pero en realidad perjudican y bastante.

Imagina que estás en una balanza,  de un lado,  la evidencia de tu problema y por otro,  la salud que antes ha reinado en ti y de nuevo puede volver.

Ahora piensa que  cada persona que sabe de tu noticia al pensar en ti y en tu situación si se preocupa,  habla contínuamente de ello,  teme que no lo superes y tiene miedo,  te está dando su regalo,  sin quererlo,  pero te lo está dando,  ¿sabes cual?  pues una piedrecita que vas a colocar en la balanza.   
Cuantas más piedras tengas del lado que evidencia la enfermedad, ¿qué crees que sucederá? 

Selecciona bien a quién le cuentas qué. 
Mas vale no recibir ningún regalo,  que uno que te perjudique.

Busca personas con fé,  que vean la salud en ti,  en lugar de preocuparse por tu enfermedad.. 
Esas te darán piedras preciosas para que tu balanza se incline enfocándose en la salud. 

Personalmente,  he ido aprendiendo con los años a callar más,  de manera que sólo hablo de una problemática cuando ya la he superado.  Es entonces cuando comparto el aprendizaje y la experiencia con los demás por si les puede ser útil.
Selecciono bien a quiénes les cuento mi "dificultad"  y sólo elijo a las personas que van a ayudarme a inclinar la balanza hacia el lado que yo quiero, que es recuperar la salud plena y perfecta. 

Recuerda,
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si te encantó,  compártelo y
si te fué útil,  cuéntamelo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo lamentable es que la inercia con la que habitualmente hacemos partícipes a los demás de nuestro malestar interior se una con la compasión de ellos hacia uno.
Recibir otros puntos de vista, crítica constructiva y evitar el paternalismo hará que uno no venda su sufrimiento y luche por su bienestar.