martes, 22 de julio de 2014

LO TENÍA ANTE MIS OJOS Y NO LO VI



Este fin de semana me ha sucedido un hecho curioso y del que he sacado un aprendizaje interesante.   El pasado viernes me repartía entre terminar de organizar el curso de la tarde y presentar mi declaración del IRPF,  como tenía hasta el lunes,  la prioridad era el curso.  Aún así,  miré la documentación y creí que me faltaba el último modelo presentado.    Lo emplacé para el fin de semana así que me ví obligada a buscar y, de paso limpiar,  en lo poco que guardo en mi piso, pues vivo con lo puesto,  y sobre todo,  en mi despacho.  El cual había experimentado un cambio como yo digo tipo I,  es decir, lo que ve la suegra.  Había cambiado el aspecto y la decoración de la consulta,  pero tenía pendiente revisar los armarios y una pequeña salita donde estaba todo acumulado.  
Buscaba sin cesar con la confianza plena en los “angelitos”,  que son mis colaboradores oficiales para todo,  y al final,  hice lo que no dejaba de emplazar para otro momento: Ordenar el despacho por dentro y reciclar todo lo que ya no servía.  
El domingo por la noche,  estaba empezando a desesperarme y hasta cabrearme,  ¿cómo había podido perder un papel oficial?.   Llevo once años como autónoma y jamás me ha sucedido algo así decía bastante alterada.  Yo, que tengo plena confianza en la colaboración angelical,  hecho que puede resultar absurdo y que no deja de ser una creencia,  pero me funciona porque creo.  Pues en ese momento les dije en voz alta: “Ya me estoy hartando Angelitos,  seguro que os estáis partiendo de risa,  lo habéis escondido para obligarme a que limpie el despacho, ¿verdad?  Pues ya lo he hecho,  ahora por favor,  poner ante mi el último modelo del IRPF !!   En ese momento,  mi gran amigo y padre de mis hijos,  el cual estaba afanado como yo ayudándome en la tarea,  se acercó a mi y me dijo:  “Cariño,  tu estás buscando la declaración del segundo trimestre,  pero ¿no es esa la que tienes que hacer y presentar ahora? “  Nos miramos a los ojos y nos partíamos de risa,  en parte sintiéndonos estúpidos y, en otra gran parte,  muy aliviados.  

Nunca había perdido nada,  no se había extraviado ningún papel ni nada parecido,  no sé cómo es posible que no me diera cuenta a pesar de mirar y remirar la declaración del primer trimestre y las facturas.  NO CAÍ EN LA CUENTA hasta el tercer día.   Mientras tanto,  no hay mal que por bien no venga,  hice una verdadera limpieza que tenía pendiente.  He dejado mucho espacio libre y limpio para mi nueva etapa laboral.  Ahora  me siento mucho mejor en mi consulta y he aprendido que todo estuvo siempre ahí,  nunca me faltó nada,  sólo tuve que limpiar el espacio a la par que limpiaba mi propia mirada para darme cuenta de ello.
Algo así podría decirse que es nuestro paso por esta vida, venir con todo pero creer que nos falta algo y en esa búsqueda limpiamos, ordenamos, liberamos espacio y recuperamos claridad para darnos cuenta de que todo es perfecto y nos ha sido concedido desde el mismo instante en que nacemos.

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