Este fin de semana me ha sucedido
un hecho curioso y del que he sacado un aprendizaje interesante. El pasado viernes me repartía entre terminar
de organizar el curso de la tarde y presentar mi declaración del IRPF, como tenía hasta el lunes, la prioridad era el curso. Aún así,
miré la documentación y creí que me faltaba el último modelo presentado.
Lo emplacé para el fin de semana así que me ví
obligada a buscar y, de paso limpiar, en
lo poco que guardo en mi piso, pues vivo con lo puesto, y sobre todo,
en mi despacho. El cual había
experimentado un cambio como yo digo tipo I, es decir, lo que ve la suegra. Había cambiado el aspecto y la decoración de
la consulta, pero tenía pendiente
revisar los armarios y una pequeña salita donde estaba todo acumulado.
Buscaba sin cesar con la
confianza plena en los “angelitos”, que son
mis colaboradores oficiales para todo, y
al final, hice lo que no dejaba de
emplazar para otro momento: Ordenar el despacho por dentro y reciclar todo lo
que ya no servía.
El domingo por la noche, estaba empezando a desesperarme y hasta
cabrearme, ¿cómo había podido perder un
papel oficial?. Llevo once años como
autónoma y jamás me ha sucedido algo así decía bastante alterada. Yo, que
tengo plena confianza en la colaboración angelical, hecho que puede resultar absurdo y que no
deja de ser una creencia, pero me
funciona porque creo. Pues en ese
momento les dije en voz alta: “Ya me estoy hartando Angelitos, seguro que os estáis partiendo de risa, lo habéis escondido para obligarme a que
limpie el despacho, ¿verdad? Pues ya lo
he hecho, ahora por favor, poner ante mi el último modelo del IRPF !! En ese
momento, mi gran amigo y padre de mis
hijos, el cual estaba afanado como yo
ayudándome en la tarea, se acercó a mi y
me dijo: “Cariño, tu estás buscando la declaración del segundo
trimestre, pero ¿no es esa la que tienes
que hacer y presentar ahora? “ Nos
miramos a los ojos y nos partíamos de risa,
en parte sintiéndonos estúpidos y, en otra gran parte, muy aliviados.
Nunca había perdido nada, no se había extraviado ningún papel ni nada
parecido, no sé cómo es posible que no
me diera cuenta a pesar de mirar y remirar la declaración del primer trimestre
y las facturas. NO CAÍ EN LA CUENTA hasta el tercer día. Mientras tanto, no hay mal que por bien no venga, hice una verdadera limpieza que tenía
pendiente. He dejado mucho espacio libre
y limpio para mi nueva etapa laboral. Ahora
me siento mucho mejor en mi consulta y
he aprendido que todo estuvo siempre ahí,
nunca me faltó nada, sólo tuve
que limpiar el espacio a la par que limpiaba mi propia mirada para darme cuenta
de ello.
Algo así podría decirse que es
nuestro paso por esta vida, venir con todo pero creer que nos falta algo y en
esa búsqueda limpiamos, ordenamos, liberamos espacio y recuperamos claridad
para darnos cuenta de que todo es perfecto y nos ha sido concedido desde el
mismo instante en que nacemos.
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