domingo, 27 de julio de 2014

Nada

Alguna vez oí hablar,
del orgasmo cómo unión sagrada.
Quizás buscaba en el otro,
experimentar fundirnos los dos en uno solo,
A veces saboreas regalos que ni en los mejores sueños vislumbras.
El orgasmo, esa fuente mágica de amor,
me llevó en la meseta del placer,
a la muerte por un instante.
El todo y la nada contenidos en el vacío blanco e intemporal,
sin sensación de cuerpo, mucho menos del yo.
Atisbos de conciencia quizás,
que alarmaron incluso a mi compañero de cama.
Hoy vago dejándome llevar,
con la tristeza al no experimentar la gracia del ayer.
Con el anhelo de volver a ese instante vacío, ecuánime.
¿Qué broma sin sentido es esto que veo me pregunto?.
Una cosa es creer que estás jugando y otra más fuerte aun es darte cuenta de ello.
Ansío volver a esa nada que sostuvo mi aliento
por un instante fugaz aunque inolvidable.
A veces enfadada, otras aburrida, deseo salir de este teatro sin sentido donde nada existe ni está sucediendo en verdad.
Mas la calma llega cuando lo sientes como un preciado regalo,
Que quizás pueda repetirse en otras ocasiones.
Y con la certeza de que cuando acabe la función volveré a casa.

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