La vida nos envía señales para mostrarnos el
camino, invitaciones contínuas a aprender y mejorar, a profundizar en
nuestra esencia y ver más allá de lo que creeemos que es VIVIR.
Sin embargo, no siempre escuchamos, hacemos oidos sordos, echamos la vista a otro lado y seguimos distrayéndonos contínuamente enganchándonos a personas, situaciones, objetivos, causas por las que movernos ... A veces incluso llegamos a errar de excesiva confianza creyendo en nuestras ilusiones hasta que viene la tempestad y se lleva todo lo que creías tan cierto y real.
Para mi, no es castigo, ni mala suerte, sólo es la rama del árbol que a veces debe ser cortada para que el pájaro se de cuenta de que puede volar.
Vivió muchas invitaciones antes para echar el vuelo y se resistió tanto que la única opción ( lo que llamo a las malas ) era cortar la rama.
Sin embargo, no siempre escuchamos, hacemos oidos sordos, echamos la vista a otro lado y seguimos distrayéndonos contínuamente enganchándonos a personas, situaciones, objetivos, causas por las que movernos ... A veces incluso llegamos a errar de excesiva confianza creyendo en nuestras ilusiones hasta que viene la tempestad y se lleva todo lo que creías tan cierto y real.
Para mi, no es castigo, ni mala suerte, sólo es la rama del árbol que a veces debe ser cortada para que el pájaro se de cuenta de que puede volar.
Vivió muchas invitaciones antes para echar el vuelo y se resistió tanto que la única opción ( lo que llamo a las malas ) era cortar la rama.
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